MANTENGAN LOS OJOS ABIERTOS
“Mantengan los ojos abiertos”
En primer lugar, debemos aprender a reconocer a los hipócritas, algo que no siempre es fácil, como aprendió, con gran sufrimiento, cierta familia. Uno de sus miembros, la madre, entró en coma. A fin de presentar una demanda por negligencia contra el hospital donde había sucedido el hecho, los familiares solicitaron los servicios de un abogado que, además, era pastor de una iglesia de la localidad. Aunque el centro hospitalario convino en pagar 3.400.000 dólares, la situación se tornó trágica, pues la mujer murió en la indigencia y la familia no tenía dinero para pagar el funeral. ¿Por qué?
El abogado se embolsó casi todo el importe de la indemnización. Respecto a este pastor, una revista jurídica comentó: “Si predicara lo que practica [...], su mensaje sería, en vez de roguemos, robemos”. ¿Cómo podemos protegernos de personas como esa?
“Mantengan los ojos abiertos”, aconsejó Jesús a quienes afrontaban en aquel tiempo la hipocresía religiosa (Mateo 16:6; Lucas 12:1). En efecto, debemos ser cautelosos. Es posible que la gente diga tener las intenciones más nobles e irradie sinceridad, pero hemos de actuar con razonable precaución y no fiarnos inmediatamente de todo el mundo. ¿No revisaríamos con cuidado nuestros billetes si supiéramos que hay en circulación dinero falso?
Ha habido hipócritas incluso dentro de la congregación cristiana verdadera.
Judas dijo acerca de ellos: “Estos son las rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por los vientos; árboles a finales del otoño, pero sin fruto” (Judas 12).
‘Mantener los ojos abiertos’ significa evitar que nos engañe alguien aparentemente cariñoso, pero en realidad egocéntrico, que defiende opiniones no basadas en la Palabra de Dios.
Estas personas, a semejanza de las rocas escabrosas que se ocultan bajo la superficie de las aguas plácidas, pueden ocasionar el naufragio espiritual de los incautos (1 Timoteo 1:19). Es probable que los hipócritas prometan ser una fuente de estímulo espiritual, pero en realidad son “nubes sin agua”, no dan nada. Al igual que un árbol infructífero, el impostor no produce auténtico fruto cristiano (Mateo 7:15-20; Gálatas 5:19-21). No cabe duda de que es necesario estar en guardia contra los embaucadores. Ahora bien, esto no significa que debamos sospechar de todo el mundo.
¡Qué fácil nos resulta a los seres humanos imperfectos señalar las faltas de los demás mientras pasamos por alto las propias! Ahora bien, si sucumbimos a esta tendencia, podemos convertirnos en farsantes. “¡Hipócrita! —dijo Jesús—. Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.” Por eso, haremos bien en seguir el consejo que él dio: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; [...] ¿por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga que hay en tu propio ojo?” (Mateo 7:1-5)...tkm
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