MAS SOBRE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LOS EVANGÉLICOS



Mientras observo las propuestas y pronunciamientos de los evangélicos que están motivando la participación política electoral, por lo que aprecio por las redes sociales, me da la impresión que desde estas iniciativas se están usando las mismas herramientas, los mismos rudimentos, quizás hasta con más torpeza, que como se usan en el mundo de la política que estamos llamados a superar.


Así como Saúl quiso equipar a David con sus armas caducas de guerrero de oficio, los evangélicos en las iniciativas de preparación para participar en política desde sus horizontes de fe –aprecio yo– están tratando de utilizar las mismas herramientas y rudimentos de nuestros decadentes partidos políticos sin agregarle nada que parezca novedoso o creativo. Esto indica que cuando los evangélicos vayan a una función pública van a replicar los mismos vicios y deficiencias que por décadas nos han mantenido en este brilloso y espejeante y bien maquillado atraso.


No siento a nadie – excepto algunas excepciones aisladas que he señalado ya– enfocar una iniciativa con la fuerza creativa, con una estrategia de avanzada y novedosa que cause cierta impresión.

Solo se habla de participar… participar…. y participar, ¡somos muchos podemos participar! A pocos se les ha ocurrido alguna novedad que atraiga a los votos evangelicos, uno de los más difíciles y dispersos que hay en nuestro mercado electoral. Los números de certámenes pasados me dan la razón.

No he visto en estos medios, ni por casualidad, la palabra Marketing político, un arma que bien pudiera dársele un enfoque más novedoso y atractivo y que desde un proyecto de fe puede tener una novedosa y creativa aplicación.

Lo que he visto es una ausencia de todo lo que significa el manejo estratégico de la política, complementado con una ausencia aún más sentida, de criterios teológicos y bíblicos aplicables que puedan orientar y deben orientar la acción política.

Porqué en buena hermenutica el Señor Jesucristo es Señor de lo público y lo privado, de lo material y de lo espiritual, de lo santo y lo profano, de la economía doméstica y de la macroeconomía, de las masas y de las individualidades dispersas. La cosmovisión cristiana tiene que alumbrar el quehacer político y eso solo se hace desde una reflexión bíblico teológica que puede cambiar muchas cosas.

Desde un afán de participar en política, sin la reflexión teológica bíblica apropiada, estamos en camino de replicar una vez más, con etiqueta evangélica, los mismos males y problemas que hemos tenido por décadas.

Si la participación evangélica parte de que la política es buen negocio y a los impíos le ha ido “muy bien” en estas transacciones, y por eso debemos participar en política, entonces yo debo callarme y no decir una palabra más.

Que el Señor les bendiga.

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