LA JUVENTUD EVANGELICA DOMINICANA


LA JUVENTUD EVANGELICA DOMINICANA TIENE UN BUEN MOTIVO PARA MOVILIZARSE



La juventud evangélica dominicana tiene ahora la alternativa de continuar con su pasividad y ausencia diciendo que no existe, o movilizarse por causas que afirman la vida y apuntan a transformaciones trascendentes que promueven el Reino de Dios y hacen desplegar su justicia. World Visión ha lanzado una campaña que busca sensibilizar nuestra sociedad en lo que tiene que ver con el maltrato y la violencia a la niñez, en la que la proclama es la necesidad de que todos nos involucremos en la solución de este problema para eliminarlo. La consigna dice exactamente así: “Necesitamos a todo el mundo para eliminar la violencia contra la niñez”.


El pasaje bíblico para sustentar este llamado a revolucionar la vida es tan desafiante como inspirador: “Habla por el que no puede hablar, sal en defensa de los desvalidos, habla para juzgar con justicia y para defender a humildes y pobres” (Proverbios 31:8-9). Esta es la expresión de un radicalismo social, de un compromiso, que hoy tiende a ser rehuido y olvidado. Sin embargo, la intención de este texto lleva el sello de algo serio y sustancial.


En este caso el propósito es salvar la niñez de un estado, de una condición que desconoce la situación  vulnerable de los niños y las niñas y las maltrata, las menoscaba y rebaja.  Para aportar en la solución de esto no hay que ser un héroe súper poderoso y predestinado. Simplemente, lo que se necesita es un poco de arrojo, creatividad y mucha ternura.


Este aporte parece poco, pero es muchísimo. La violencia infantil no es un problema que está en una isla lejana e inhóspita, no está en un plano de compresión complejo en el que solo los especialistas pueden aportar soluciones. La violencia es una realidad cotidiana, que vive día a día con nosotros, que la practicamos con insolente automatismo y descaro, y precisamente contra quienes están más cerca nosotros y contra quienes están supuestos a recibir con más esmero nuestro nuestra atención y cariño.


¡Que gran oportunidad jóvenes dominicanos tienen ustedes de comenzar creativamente a llamar la atención para cambiar la vida! Que gran oportunidad para comenzar a decir que no  estamos haciendo las cosas  bien en este sentido, que podemos cambiar, que podemos comenzar a crear un mundo mejor para la niñez, que es lo mismo decir, un mundo mejor para todos.
Vivimos un momento estelar para modelar nuevos paradigmas, para levantar otros modelos de liderazgos, para construir y plantar.


 Si nosotros no tomamos iniciativa para que se generen cambios, nadie lo hará por nosotros. Que interesante es que, desde la casa, desde la iglesia, desde el barrio, desde la escuela y de cualquier otro lugar, jóvenes varones y hembras comiencen a preguntarse, ¿qué podemos hacer para detener la violencia contra niñez? ¿Qué podemos hacer para tener una niñez más segura emocional y físicamente? Hacerse estas preguntas y comenzar desde las mismas, es de por sí una interesante y provechosa iniciativa.


La juventud evangélica dominicana está llamada a organizarse en torno a temas cruciales. Está nuestra juventud llamada a informarse y formarse para ser referente necesario en la búsqueda de respuesta a los problemas que nos afectan. Estos jóvenes tienen la oportunidad de crear un liderazgo crítico y comprometido y pueden arrancar simplemente movilizándose, motivando a iniciar cambios sociales importantes a partir de temas puntuales que están muy cerca de nosotros y nos atañen día a día y en todo momento.


Una sentida movilización desde las iglesias, los barrios, los espacios públicos diversos iniciados por la juventud a favor de la protección y el cuidado de la niñez, sería una provocación sana y oportuna que, sabemos, el resto de la sociedad no lo va ignorar y podríamos estar hablando de algo muy importante que podría estar abriendo puertas de esperanza para que también otras cosas comiencen a cambiar en nuestra sociedad.


De la manera más diversa, creativa y asombrosa, la juventud evangélica puede comenzar a hablar en nuestro país por lo que no tienen voz. La voz de los jóvenes evangélicos dominicanos se tiene que escuchar en una tesitura más comprometida, revolucionaria y cristiana. Es hora ya.

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